miércoles, 10 de octubre de 2012

El periodo conocido como la Colonial o Virreinato en México empieza en el siglo XVI, cuando los españoles, Tenochtitlan. Aprende más en torno a él...

Para la historia de México el periodo conocido como la Colonia o Virreinato empieza en el siglo XVI, cuando los españoles, al mando de Hernán Cortés conquistaron la antigua México-Tenochtitlan. Así fundaron la Nueva España, nombre que los conquistadores le dieron a la actual ciudad de México. También se conoce esta etapa con el nombre de virreinato porque el país, durante el tiempo que duró, fue gobernado por un representante del rey de España que tenía el título de virrey.
Es muy raro que haya épocas que abarquen exactamente una cifra decimal redonda, pero en nuestra historia colonial así es, ya que se considera que esta etapa empieza estrictamente en el año de 1521, cuando cayó en poder de los españoles la antigua ciudad de México-Tenochtitlan, y termina en 1821, año en el que se declaró la Independencia de México.
Así pues el periodo de la Colonia abarca 300 años y está usualmente dividido en tres periodos: el primero, y más antiguo el que corresponde al siglo XVI y abarca todo lo que pasó en la Nueva España desde 1521 hasta 1600; el segundo, el del siglo XVII , que comprende lo sucedido entre 1601 y 1700, y finalmente, el tercero y último, el del siglo XVIII mexicano y que va de 1701 y 1800.
Los 21 años que faltan para llegar a 1821 ya pertenecen al siglo XIX, y todavía son parte de la historia de la Colonial, aunque los historiadores les conceden a esos años finales del Virreinato el apelativo de periodo, “de transición”, ya que la lucha iniciada por Miguel Hidalgo y Costilla contra el dominio del gobierno español en la Nueva España había comenzado en 1810 dando lugar así al nacimiento de México.
La importancia de la época de la Colonia es determinante tanto para la historia de nuestro país como nación independiente como para la historia de todo Occidente, ya que, a partir de ese momento, América entró a formar parte del mundo que hasta entonces conocían los europeos.
En la época de la Colonia la religión católica ganó nuevos e importantes territorios, cambió el lenguaje, la traza de las ciudades, las manifestaciones culturales y artísticas y se inició el mestizaje o sincretismo, es decir la mezcla entre los conquistadores y los conquistados, combinación que definió el carácter actual que tienen hoy todas las naciones llamadas latino o hispanoamericanas.
Para entender cabalmente la complejidad de la época de la Colonia en México habría que analizar, en un principio, dos tipos de dominación española: la conquista militar y la conquista espiritual, y después, adentrarse en cómo fue el establecimiento de las ciudades españolas, cuál la situación de los naturales, cómo estaba constituido y cuál era el funcionamiento del gobierno colonial; la importancia de las autoridades eclesiásticas, las nuevas formas de moral y también el terror que inspiró el Santo Oficio todo ello sin olvidar, por supuesto, los estratos o castas de los que estaba compuesta la sociedad colonial.
No menos importante fue, por supuesto, el arte y la cultura en la Colonia que en cada siglo XVI, XVII y XVIII tuvo manifestaciones particulares, la vida cotidiana y el surgimiento del criollismo, de donde salió el conjunto de hombres que, finalmente, habrían de terminar con la Colonia y con la dependencia que, de España, tenía México antes de llamarse como hoy se llama.

miércoles, 3 de octubre de 2012

El virreinato de Nueva España llegó a abarcar los territorios del Imperio Español en Norteamérica (parte de los Estados Unidos, todo México) Centroamérica (Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá) 
Integraron también al virreinato de Nueva España las conquistas españolas en Asia (Filipinas y Formosa) y Oceanía.(Guaján, las Islas de Saavedra (Islas Marshall) y las Islas Marianas)

LA COLONIA O EL VIRREINATO EN MEXICO


La Colonia o el Virreinato en México (1521-1810)



LA COLONIA O EL VIRREINATO EN MÉXICO
El periodo conocido como la Colonial o Virreinato en México empieza en el siglo XVI, cuando los españoles, Tenochtitlan. Aprende más en torno a él...
Para la historia de México el periodo conocido como la Colonia o Virreinato empieza en el siglo XVI, cuando los españoles, al mando de Hernán Cortés conquistaron la antigua México-Tenochtitlan. Así fundaron la Nueva España, nombre que los conquistadores le dieron a la actual ciudad de México. También se conoce esta etapa con el nombre de virreinato porque el país, durante el tiempo que duró, fue gobernado por un representante del rey de España que tenía el título de virrey.

Es muy raro que haya épocas que abarquen exactamente una cifra decimal redonda, pero en nuestra historia colonial así es, ya que se considera que esta etapa empieza estrictamente en el año de 1521, cuando cayó en poder de los españoles la antigua ciudad de México-Tenochtitlan, y termina en 1821, año en el que se declaró la Independencia de México.

Así pues el periodo de la Colonia abarca 300 años y está usualmente dividido en tres periodos: el primero, y más antiguo el que corresponde al siglo XVI y abarca todo lo que pasó en la Nueva España desde 1521 hasta 1600; el segundo, el del siglo XVII , que comprende lo sucedido entre 1601 y 1700, y finalmente, el tercero y último, el del siglo XVIII mexicano y que va de 1701 y 1800.

Los 21 años que faltan para llegar a 1821 ya pertenecen al siglo XIX, y todavía son parte de la historia de la Colonial, aunque los historiadores les conceden a esos años finales del Virreinato el apelativo de periodo, “de transición”, ya que la lucha iniciada por Miguel Hidalgo y Costilla contra el dominio del gobierno español en la Nueva España había comenzado en 1810 dando lugar así al nacimiento de México.

La importancia de la época de la Colonia es determinante tanto para la historia de nuestro país como nación independiente como para la historia de todo Occidente, ya que, a partir de ese momento, América entró a formar parte del mundo que hasta entonces conocían los europeos.

En la época de la Colonia la religión católica ganó nuevos e importantes territorios, cambió el lenguaje, la traza de las ciudades, las manifestaciones culturales y artísticas y se inició el mestizaje o sincretismo, es decir la mezcla entre los conquistadores y los conquistados, combinación que definió el carácter actual que tienen hoy todas las naciones llamadas latino o hispanoamericanas.

Para entender cabalmente la complejidad de la época de la Colonia en México habría que analizar, en un principio, dos tipos de dominación española: la conquista militar y la conquista espiritual, y después, adentrarse en cómo fue el establecimiento de las ciudades españolas, cuál la situación de los naturales, cómo estaba constituido y cuál era el funcionamiento del gobierno colonial; la importancia de las autoridades eclesiásticas, las nuevas formas de moral y también el terror que inspiró el Santo Oficio todo ello sin olvidar, por supuesto, los estratos o castas de los que estaba compuesta la sociedad colonial.

No menos importante fue, por supuesto, el arte y la cultura en la Colonia que en cada siglo XVI, XVII y XVIII tuvo manifestaciones particulares, la vida cotidiana y el surgimiento del criollismo, de donde salió el conjunto de hombres que, finalmente, habrían de terminar con la Colonia y con la dependencia que, de España, tenía México antes de llamarse como hoy se llama.






LA EVANGELIZACIÓN EN EL VIRREINATO PERUANO:

La labor evangelizadora en el virreinato peruano empezó el mismo día que los españoles arribaron a estas tierras y emprendieron su empresa de conquista. La evangelización se dio de manera paulatina a media que llegaban las órdenes religiosas, pero también con cierto desorden pues la dispersión de los misioneros impedía una eficaz labor centralizada. Las primeras acciones importantes de evangelización empezaron después del primer Concilio Limense en 1551. Las directrices que se tomaron de la Instrucción, dictada por el arzobispo Loayza en 1545 y corregida en 1549, imprimen "por primera vez una orientación general que  marcaría los primeros pasos de la iglesia católica nacida en los Andes" (Urbano: 1999, XXVII). La primera medida a tomar fue el bautizo de indígenas, que en el acto debían abandonar las prácticas idolátricas y todas las formas que iban contra las leyes eclesiásticas y contradecían los mandamientos católicos.

En el segundo Concilio Limense (1567-1568) se retoma la idea de destruir las huacas y de colocar en su lugar cruces o levantar una iglesia o ermita (en caso de que la huaca haya sido un importante lugar de culto). Hay que tener claro que los primeros concilios no fueron más que intentos o experimentos de pastoral indígena de las distintas ordenes religiosas que llegaron al Perú. Cada una tenía su propia metodología de acercarse a los nativos y de adoctrinarlos. Mercedarios, jesuitas, franciscanos y agustinos evangelizaban de acuerdo a las reglas de su orden, pero teniendo como telón de fondo los marcos generales de los acuerdos conciliares.














Virreinato de Nueva España
1 INTRODUCCIÓN

Virreinato de Nueva España, entidad político-administrativa establecida por los monarcas españoles durante el periodo colonial (inicios del siglo XVI-principios del siglo XIX) en los territorios del actual México (núcleo esencial del virreinato), y que tuvo asimismo jurisdicción sobre algunas zonas actuales del sur estadounidense, el resto de Centroamérica, las islas caribeñas, una porción del norte sudamericano (ya que incluyó durante buena parte de su existencia a Venezuela) y sobre las islas Filipinas.

Nueva España fue el nombre que dio Hernán Cortés a las tierras que conquistó, expresando que así la llamaba por las semejanzas que guardaba con España. Esta designación aparece ya oficialmente en una real cédula del emperador Carlos V (el rey español Carlos I), de fecha 15 de octubre de 1522. El nombre de Nueva España llegó a tener tres acepciones distintas. En una abarcó los territorios conquistados por Hernán Cortés y por sus capitanes, es decir, el espacio geográfico que ocupan actualmente el Distrito Federal y los estados de México, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Morelos, Querétaro, Guanajuato, Michoacán, San Luis Potosí (excluyendo algunos distritos de éste), el sur de Tamaulipas, Tabasco, Veracruz y algunos lugares de Durango y Jalisco. En un sentido más amplio, el nombre de Nueva España comprendió a todo lo que se encontraba bajo la inicial jurisdicción del virreinato, esto es, a Nueva España en su acepción anterior, además de los reinos de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya, Nuevo León, Nuevo México y Yucatán. Finalmente, con una acepción mucho más amplia llegó a nombrarse Nueva España al conjunto de los distritos de las cinco audiencias a ella vinculadas, las de México, Guadalajara, Guatemala, Santo Domingo (incluida la actual Venezuela) y Manila. En función de esta acepción, existía en el Consejo de Indias la Secretaría de Nueva España, en la que se atendía a los negocios concernientes a estas cinco audiencias. Puede añadirse que también la península de Florida quedó sometida durante algún tiempo al virreinato novohispano hasta que más tarde quedó sujeta al gobernador general de Cuba.

2 ORGANIZACIÓN DEL VIRREINATO

Un virrey nombrado al efecto ejercía, en nombre del rey, el gobierno de Nueva España. A lo largo del periodo colonial hubo 63 virreyes, siendo el primero Antonio de Mendoza y el último Juan O’Donojú, quien suscribió con Agustín de Iturbide en 1821 el tratado en el que se reconocía la Independencia de México. En Nueva España se establecieron formalmente divisiones territoriales que se mantuvieron hasta 1776, cuando, hallándose en México el visitador general José de Gálvez, se creó la comandancia general de las Provincias Internas, y, diez años más tarde, las intendencias. El territorio abarcado por el reino de Nueva España era el que correspondía a la acepción más restringida de este nombre. A su vez, el reino de Nueva Galicia incluía la mayor parte del actual Jalisco, San Luis Potosí y los actuales estados de Aguascalientes, Zacatecas y Nayarit, con una parte de Sinaloa (todos ellos en México). El reino de Nuevo León estaba constituido aproximadamente por lo que hoy es el territorio del estado mexicano de igual nombre. El reino del Nuevo Santander coincidía con el actual estado mexicano de Tamaulipas. El reino de Nueva Vizcaya, sumamente extenso, incluía a los actuales estados de Durango y Sonora, parte de Coahuila y Sinaloa (todos ellos hoy en día pertenecientes a México), y parte de Arizona (en la actualidad, en Estados Unidos). El reino de Nuevo México abarcaba al estado actual de dicho nombre en Estados Unidos y algunos territorios adyacentes. Existían asimismo la provincia de Yucatán, así como las Californias, Alta y Baja. Los gobernantes, tanto de estas provincias como de los reinos mencionados, recibían su nombramiento de la Corona, pero en el ejercicio de sus funciones dependían de los virreyes.

En Nueva España se crearon asimismo circunscripciones religiosas desde fecha muy temprana. Un primer intento fue el de erigir un obispado en la villa de Santa María de los Remedios, en la isla de Cozumel. Al no ser viable, el papa León X accedió a la creación de la llamada diócesis Carolina (en honor de Carlos V), con sede en Tlaxcala. Primer obispo de dicha diócesis fue el dominico Julián Garcés, en 1527. Un año después, se embarcó con rumbo a México el franciscano Juan de Zumárraga, en calidad de obispo electo de una nueva diócesis con sede en la capital de Nueva España. A lo largo del siglo XVI se erigieron las diócesis de Oaxaca o Antequera (1535), Michoacán (1536), Chiapas (1539), Compostela, con ulterior traslado a Guadalajara (1548), y Yucatán (1561). La diócesis de México se convirtió en archidiócesis en 1546. A partir de entonces, todas las diócesis existentes y las que se crearon después en el periodo virreinal fueron sufragáneas de la de México. En 1620, se establecieron las diócesis de Guadiana o Durango.

Fuente(s):

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LA IGLESIA CATÓLICA DE NUEVA ESPAÑA


El Regio Patronato Indiano consistía en diversos privilegios que la Santa Sede había concedido a los Reyes Católicos, Isabel y Fernando y a sus sucesores, en relación a los descubrimientos americanos. El papa Alejandro VI en sus bulas “Inter caetera” en 1493 y otra en 1501 así como la del papa Julio II en 1508, por la donación que hicieron a los monarcas españoles de las islas y Tierra firme, para que evangelizaran a sus habitantes y a erigir iglesias. Al rey de España se le consideró patrono y al virrey de Nueva España vice patrono. La obligación de los reyes era evangelizar a los indígenas, autorizar y organizar misiones, costear los gastos, proponer a las personas de la jerarquía desde obispos y canónigos hasta capellanes, y percibir los diezmos reteniendo una parte de ellos. Construir desde una catedral hasta la más humilde capilla. Las sentencias de los tribunales eclesiásticos podían ser revisadas por funcionarios de la Corona, también podía fiscalizar las bulas y breves papales. Por su parte la Santa Sede se limitaba a confirmar y aprobar lo que decidía la Corona. Todo esto era por el hecho de ser el Imperio Español la espada del catolicismo en su lucha contra los protestantes. El Concilio de Trento fue de hecho un “concilio español”.
La Iglesia Católica en Nueva España fue uno de los dos pilares creadores y civilizadores del nuevo país. Para la formación de México fue indispensable y sus frutos fueron los mayores por la conversión de los paganos a la Doctrina de Cristo. En los trescientos años del Virreinato moldeo la mente del pueblo en el temor de Dios el Creador, instituyo la caridad para con los semejantes motivando la construcción de innumerables Casas de Beneficencia, Hospitales, Monasterios y Conventos y Casas de Instrucción, Templos y Catedrales que se llenaron de obras de arte invaluables, demostrando con ello el nivel de civilización y cultura alcanzado por las clases altas y medianas de la sociedad. 
Después de doscientos años de revoluciones y robos, expolios y destrucción en los siglos XIX y XX, del rico patrimonio virreinal, se pueden ver aún muestras de tal riqueza. Sería labor de cientos de libros de Arte, recopilar imágenes de lo que todavía se puede encontrar a lo largo y ancho de nuestro país.
La Iglesia Católica en Nueva España comenzó con los clérigos que llevó Cortés consigo en su Conquista; Fray Bartolomé de Olmedo y el padre Juan Díaz; luego fueron llegando muchos a medida que se iba consolidando ésta.
Las primeras Diócesis fueron: la Carolense en 1518 con el obispo Fray Julián Garcés, la de México con el obispo Juan de Zumárraga, la Michoacán con el obispo Vasco de Quiroga y la Chiapas con Fray Bartolomé de las Casas.
Atendiendo a repetidas instancias de los colonos y pobladores de Nueva España, el Rey don Felipe II creó el Tribunal del Santo Oficio en Nueva España y otro en el Perú, por real cédula del 25 de enero de 1569 y comprendía todo el Virreinato de Nueva España e incluía a las Islas Filipinas, Guatemala y el obispado de Nicaragua, el Tribunal de la Inquisición se asentaba en las mismas bases del de España.
En los tres siglos del Virreinato y de los territorios del continente se sucedieron miles de clérigos de todas las jerarquías dejando la Iglesia perfectamente asentada y preparada para afrontar los ataques de los revolucionaros angloamericanos y franceses que queriendo destruirla solamente la hirieron aunque no de muerte.